Importancia de incorporar la perspectiva de género y feminista en la estrategia de autocuidado de las organizaciones y movimient

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Importancia de incorporar la perspectiva de género y feminista en la estrategia de autocuidado de las organizaciones y movimient
Iniciando la Conversación

Hola a tod@s. Desde Defenred y la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos les damos la bienvenida a este Dialogo Virtual sobre autocuidado en New Tactics. Para empezar con el diálogo proponemos el siguiente subtema y hacemos unas reflexiones y preguntas que pueden servir como orientación para iniciar la conversación. Cualquier reflexión será bienvenida.

Importancia de incorporar la perspectiva de género y feminista en la estrategia de autocuidado de las organizaciones y movimientos que trabajan en la defensa de los derechos humanos

¿El género es una variable fundamental a tener en cuenta en las estrategias de autocuidado? ¿Cómo influye la perspectiva de género y feminista en la estrategia de autocuidado de una organización? ¿Cómo influye la perspectiva de género en el trabajo de autocuidado de una defensora o defensor?

Además, ¿Qué podemos aprender de las experiencias feministas de autocuidado? ¿Cuáles han sido las experiencias y qué impacto han tenido tanto en defensoras de derechos humanos cómo en sus colectivos y proyectos? 

             Hola todas e

             Hola todas e todos. Prezado amigo Victor e integrantes de DEFENRED

            Estou honrada em estar aprendendo mais um pouco sobre a importância de incorporar o  autocuidado, nos processos das organizações. Peço perdón, por estar escrevendo, ainda em português, mas já me encontro em um curso de espanhol,em breve ultrapassarei esta barreira.

           Eu integro o Coletivo de Auto cuidado de defensores de DH, no Brasil e tive a grata oportunidade de conhecer a Casa do Respiro, em La Cabrera e de lá retornar, com maior determinação e vontade, de instalar por aqui um atendimento de autocuidado para defensoras de DH semelhante, em Cabo Frio/RJ.

          

Una reflexión sobre las mujeres defensoras exiliadas

Desde mi experiencia apoyando a mujeres defensoras de DDHH en el programa de acogida de Amnistía Internacional, o mujeres de defensores, que deben dejar su país e iniciar temporal o permanentemente una vida en otro contexto (en este caso España), el “autocuidado” es un aspecto que empiezan a cuestionarse y dar importancia al exiliarse debido a que, según expresan: “no tenemos tiempo para nosotras, estamos en la lucha por cambiar cosas fundamentales de la sociedad, hay que estar atentas a las injusticias y ayudar a personas que sufren…”.

Mujeres que en su país son autosuficientes, líderes, seguras de sí mismas, ejemplo para una comunidad, etc., con el cambio de país, pese al apoyo del grupo que les acoge (AI), se ven abruptamente en otra situación que las hace sentir muy desconcertadas. Desde otra perspectiva, otro status, las hace sentir inseguras, dependientes de su pareja, sin saber cómo moverse en una sociedad tan distinta, con otros códigos de comunicación. Esa fortaleza que sentían, pese a las amenazas a las que estaban sometidas en su país de origen, con frecuencia se transforma en vulnerabilidad. Esto les causa mucho sufrimiento. Algunas son capaces de empezar a mirarse de otra manera y a cuidarse, aprender a disfrutar de la vida empezando con pequeños detalles de la vida cotidiana, que no se permitían antes. Vivir en un contexto de seguridad física, les permite iniciar un proceso de crecimiento a nivel individual, como mujeres y personas, además de re-evaluar la pareja (pero ese ya es otro tema…).

El cambio de roles de una mujer puede variar en el tiempo, según las etapas de la vida y los contextos, y podemos aprender a encontrar valor a esos cambios. Especialmente cuando éstos implican conciencia de autocuidado. Para cuidar a otros hay que saber y poder cuidarse a sí mismas. Además de quererlo. Saber mirar las necesidades propias, además de las de los otros.

Importancia de la perspectiva

Importancia de la perspectiva de género en las estrategias de autocuidado.

Una de las características de nuestras sociedades patriarcales es que las mujeres somos socializadas para creer que nuestro destino y nuestro valor está en ser para los otros y que cuando cumplimos este destino somos verdaderas mujeres, mejores que las que no cumplen ese mandato patriarcal.  Cuando una persona sólo vale en cuanto a lo que haga por los demás, no le queda de otra que encontrar satisfacción en ser la más sacrificada.  Así el patriarcado logra un doble propósito: la competencia entre mujeres -por ser la mejor esposa, la mejor madre, la que más da de sí sin esperar nada a cambio- y el menosprecio hacia todas las mujeres, incluida una misma ya que ninguna mujer puede cumplir a cabalidad con ese mandato de ser solo para los otros.  Cada vez que sienta resentimiento con los otros a quien les ha dado tanto de sí, cada vez que sienta ganas de salir corriendo o de mandarlos todos a velar por sí mismos, se sentirá mala, mala madre, mala esposa, mala persona y por ende, sin derecho a auto cuidarse.

Después de milenios de patriarcado este mandato lo tenemos tan grabado en nuestra memoria ancestral que no lo vivimos como un mandato que viene de afuera sino que creemos que actuamos como actuamos porque así nos gusta: escogemos sacrificarnos por nuestros hijas e hijos porque somos buenas madres, escogemos complacer en todo a nuestros compañeros  y esposos porque los amamos y queremos hacerlos felices, escogemos esos zapatos incómodos que nos maltratan los pies y nos joden la espalda porque queremos vernos sexy para los otros, escogemos y escogemos pensando siempre en los otros y convenciéndonos que estamos escogiendo libremente y que además, nos gusta lo que escogemos.

Tampoco estamos conscientes de la misoginia interiorizada que nos hace sentir que auto cuidarnos es perder el tiempo, es darnos demasiada importancia.  Esa misma misoginia y por ende nuestra falta de sororidad también nos hace juzgar a las mujeres que tratan de cuidarse, pensando que son egoístas, que pierden el tiempo y que le hacen daño a la organización o a la comunidad.

A esa socialización agreguémosle el hecho de que en un patriarcado las mujeres realmente valemos poco o nada y que esto nos lo dicen de múltiples maneras: en la creciente impunidad por los miles de feminicidios y otras violencias cada vez más sádicas, aunadas a los múltiples pequeños actos de violencia contra nosotras que vivimos cotidianamente.  Nos lo recuerdan constantemente en el hecho de que nos pagan menos por el mismo trabajo al tiempo que nos insisten que el trabajo de cuido que hacemos no es trabajo.  Nos lo demuestran en la publicidad y la pornografía cuando nuestros cuerpos son explotados para generar dinero a unos pocos y dar “placer” a otros.  Nos lo repiten en los sermones cuando nuestros úteros son expropiados para la continuidad de la especie; nos lo restriegan en la cara cuando nos insisten que ya no hay discriminación, nos lo ordenan los reales académicos de la lengua cuando nos exigen comunicarnos en un lenguaje que nos invisibiliza al tiempo que las autoridades le dan menor o ningún valor a nuestros testimonios; nos lo cantan en tonos románticos, glorificando nuestra desaparición como personas… y podría seguir ad cansancium enumerando todas las formas simbólicas y materiales en que nuestras sociedades nos dicen que no valemos o que valemos menos que los otros. 

Y si a todo esto además le agregamos que el trabajo de defender derechos humanos ha sido entendido como un trabajo en el que tenemos que ponerlo todo sin importar los efectos en nuestra salud o familia, no es difícil entender que para las mujeres defender derechos humanos y autocuidarse se viva como una contradicción.

Si entendemos esto y todo lo demás que tiene que ver con el género, sabremos que el autocuidado para las que nos dedicamos a defender derechos humanos no es algo natural o que se nos dé fácil.  Es un acto político porque implica romper con los mandatos de género y con los mandatos de quienes hasta ahora han definido como debe ser el trabajo de defender derechos.  Es político porque la toma de conciencia lleva aparejada la necesidad de transformarnos y transformar aquellas estructuras y mandatos de género no solo en sororidad para con nuestras congéneres, sino en algo aún más difícil para una mujer en el patriarcado: en amor propio.  Es político porque esa conciencia nos permite ver que cuando cumplimos con ese mandato de “ser para los otros” no es por amor al prójimo o a las y los hijos o compañeros o por altruismo que es otra cosa.  Cumplimos porque no sabemos que hay otro camino, que hay otras opciones.  Cumplimos porque no sabemos que lo personal es político y que actuar sin amor propio no es compatible con la construcción de sociedades respetuosas de los derechos humanos.

La conciencia de género nos permite ver y entender cómo funciona el patriarcado fuera y dentro de nosotras y esto es muy importante a la hora de idear las estrategias de autocuidado de una organización.  Sin entender por qué a las mujeres nos cuesta tanto cuidarnos, las estrategias que implementen las organizaciones de derechos humanos para el autocuidado de sus integrantes no podrán tener éxito.  El problema es que aunque las organizaciones ya tienen conocimiento de que deben incorporar una perspectiva de género también en sus estrategias de autocuidado, no siempre lo hacen utilizando las teorías feministas que son las que desarrollan las metodologías para trabajar con una perspectiva de género y ello ocurre precisamente porque al no valorar a las mujeres, no podemos valorar los saberes que han generado.  Si le damos tan poco valor a esas metodologías como para estudiarlas con seriedad, no lograremos realmente incorporar una perspectiva de género en nada de lo que hagamos. Y, si no le damos suficiente importancia a la perspectiva de género construida desde el feminismo, que es la perspectiva que nos permite ver a las mujeres como seres humanos, no podemos idear estrategias que nos ayuden a autocuidarnos.     

Totalmente de acuerdo con profundizar desde el feminismo

Hola chicas, me sumo a este intercambio. Totalmente de acuerdo con Alda en varios aspectos. Lo primero que me parece fundamental es que no se puede hablar del autocuidado sin mencionar que partimos desde el feminismo para comprender la dimensonalidad y la profundidad de lo que ello implica porque el término auto cuidado puede interpretarse de manera despolitizada y eso si sería grave. He ahí la clave para que el autocuidado sea un termino que se recupere como un concepto profundo que implica nuevas dimensiones en la conciencia de las mujeres y los hombres para hacer un cambio paradigmático incluso en las maneras como nos hemos propuesto cambiar este planeta. Porque a veces puede parece un concepto innovador pero que no parta de raices profunda, por ejemplo el sentido de que lo personal es político y lo que ello implica, pues en mi experiencia muchas defensoras y feministas trabajan desde lo político sin tomar en cuenta la dimensión política de lo que implica lo personal.

Por otra parte, ese abandono que se ha hecho de lo personal en el feminismo (en su sentido más profundo, de su aspecto sanador) implica que se las discusiones sobre el patriarcado se hayan quedado solamente en la dimensión externa, pero como se planteo anteriormente, no nos hemos visto criticamente y por lo tanto no hemos visualizado los aspecto patriarcales de nuestras propias vidas, lo que nos permite mantenernos desde heridas, conductas o patrones culturales que no han superado la misoginia, el racismos, las violencias y otras maneras patriarcales de relacionarnos.Y que además las reproducirnos, sin tomar conciencia de ello.

Eso lo observo desde la experiencia que hemos tenido desde hace mucho en organizaciones de derechos humanos, feministas, etc y más concretamente desde hace 8 año en la experiencia de Q'anil con mujeres y hombres de movimientos sociales diversos. La prueba es que aunque se van abriendo espacios para empezar a nombrar el autocuidado, hace faltao mucho dimensionar lo que ello implica en las prácticas individuales y colectivas de defensor@s y organizaciones que aún no consideran su propio autocuidado y en nuestros propios terminos, diríamos menos aún su sanación como oportuno, posible, ni necesario.

Me parece que los discursos se repiten y se repiten sin profundización porque las organizaciones de la actualidad perdieron lo que en los años 70 fue una practica feminsita de transgresión fundamental, la autoconciencia. El autocuidado es un práctica y un tema que implica ampliar la conciencia sobre nuestra forma de transformar el mundo en que vivimos

   Imposible desligar el

   Imposible desligar el Autocuidado de la perspectiva de género y asumirlo como estrategia politico feminista. ¿no es curioso que incluso en este conversatorio, por el momento solo existan aportaciones de mujeres? Mujeres que representan organizaciones enteras, pero al fin y al cabo, las responsables de trabajar de nuevo por el "auto cuidado". Ya solo esto da que pensar. ¿Será quizá porque a pesar de todo, de las dificultades de concienciación acerca del autocuidado, éste sigue siendo un papel no femenino, sino feminista, por cuanto de transformación supone dentro de la organización del trabajo de las organizaciones?

  Por nuestra casa de respiro han pasado tanto hombres como mujeres defensoras de derechos humanos. Afortunadamente después de su paso por la casa todos han manifestado la importancia del autocuidado, pero me queda la duda de si todos al regresar a sus paises de origen y a su trabajo en las distintas organizaciones, han intentado generalizar y compartir con sus compañeros y compañeras la importancia de incorporarlo como estrategia política.

   Estaría bien que algun hombre participara de esta conversación.

  

Hola Yolanda, un gusto leerte

Hola Yolanda, un gusto leerte!  Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que planteás y solo quiero recalcar lo que decís sobre la autoconciencia o toma de conciencia.  Creo que toda práctica de autocuidado tiene que ir acompañada de toma de conciencia porque de lo contrario ninguna práctica de autocuidado es sostenible.  Por eso sugiero que las organizaciones que estén planteándose implementar estrategias de autocuidado también implementen algunas estrategias de toma de conciencia para cada integrante de la organización.  La toma de conciencia puede ser dolorosa pero es necesaria.  alda

La politización del autocuidado tiene nombre de mujer

Hola a todas, es un gusto leeros! Me gusta mucho la reflexión sobre la importancia de la toma de conciencia. Coincido en que desde el feminismo, el autocuidado no puede ser concebido de otra manera que como un acto político en la deconstrucción del patriarcado. Y esto, desde las mujeres, pero también y muy importante: desde los hombres. Es cierto que las múltiples opresiones y la herencia del patrircado nos han mantenido ciegas (no a todas, aunque personalmente debo confesar que estoy despertando hace no tanto) y que estamos en un despertar, toma de conciencia, respecto nuestro poder, reconocimiento, en un re-encuentro con nosotras mismas como mujeres tanto a nivel individual como en la identidad de la mujer colectiva. Y absolutamente, esto es autocuidado, la toma de conciencia de poder personal y colectivo como mujeres.

 

Besos!

Querida Alda que gusto, no

Querida Alda que gusto, no hay duda que lo que hace falta también son espacios feministas de discusión en donde compartamos mas acerca de estas  miradas feminsitas que necesitan tomar auge y enraizarse de nuevo en nuestras prácticas feminsitas más allá de lo que logremos a nivel de derechos porque los feminismos aportan a los nuevos paradigmas que cambian el mundo por eso el autocuidado es tan importante en esa dimension. abrazos

El trabajo personal implicado

 Buenos días queridas mujeres. Les leo y pienso que este tema adquiere una relevancia vital. En mi participación como mujer comprometida en el acompañamiento de procesos en las diferentes dimensiones, he podido constatar los costos personales en los cuerpos y en las vidas para las mujeres defensoras. Relevante  visibilizar la importancia del cuidado, autocuidado de las mujeres que estamos en este trabajo político -social para integrar-nos en el continum de lo público y lo privado.La incisión queda guardada como un registro muy ancestral, como una impronta a develar personal y colectivamente para transformar el inconsciente y consciente colectivo. Hay diferentes capas que hay que atravesar,  ya que aunque sepamos que lo personal es político...transformar realmente las prácticas,  pasa por reaprender y tomar consciencia de los patrones interiorizados para la transformación de las resonancias que se replican como ecos. Estar con atención plena global, suena bien bonito, más implica un ejercicio cotidiano y por lo tanto es un desafío para co-crear nuevos horizontes. Sentipienso en la importancia de tocar el tema del buentrato ya que se vive en una cultura que legitima el maltrato afuera y adentro de cada ser humano. Desde la terapia de reencuentro con perspectiva de género se menciona la importancia de trabajar en el afuera (dimensión social), en el adentro ( lo personal) y lo relacional. En la colectividad existe el maltrato, la violencia, las relaciones injustas y desiguales e internamente este ship también existe, y una forma de validarlo se manifiesta en los diferentes grados de descuido al cuál nos sometemos en aras del bien común....anclado en un sistema patriarcal, en donde se estratifica el bienestar y la justicia. El trabajo personal por supuesto que está implicado, mas muchos años paso invisible y hasta mal visto por nosotras. Y cuando digo nosotras, hablo de las oleadas dentro del movimiento feminista, dejamos de lado o con menos intención el trabajo de autoconocimiento que se hacia en los 70´ y le entramos con todo lo que da a lo global y tal vez se desdibujo está capa del trabajo. Actualmente le recolocamos y vamos por el tejido de todas las dimensiones en unicidad para seguir pasando la estafeta a las nuevas generaciones del movimiento de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos.

 

Trabajo personal, autocuidado y la construcción de bienestar

Hola a todas, y todos, Me da muchisimo gusto leer sus comentarios y conocerles a traves de este medio. 

Soy Carmen Magallón de Mexico, participo en Comaletzin, A, C, Coordinación Interregional Feminista Rural, desde hace 30 años, hemos trabajado con  y para organizaciones de mujeres rurales e indìgenas, fortaleciendo liderazgos de mujeres, a traves de una Escuela Nacional de Formación de Dirigentas y una Especialidad de formacion de Interventoras comunitarias, en Cultura de Buen Trato y Bienestar,  en ambos programas de Capacitación un eje central de nuestro quehacer ha sido el trabajo personal, bajo la premisa feminista de "Lo personal es politico", Porque considereamos, que las activistas, promotoras , interventoras, defensoras de DH, no estamos exentas de seguir con los mandatos de la femineidad tradicional, de estar al servicio de las y los otr@s. Estamos convencidas que para trascender los introyectos culturales, se requiere de procesos colectivos de reflexión intensionados, que conlleven aspectos teoricos y practicos para alimentar el trabajo de promoción, educación atención y defensoría , que realizamos, sin caer en la lógica sacrifical judeo-cristiana, sino buscando, fortalecer y fortalecernos como personas en los procesos colectivos en los que intervenimos.

altruismo

Hoy quiero hacer un comentario sobre el altruismo que creo nos puede ayudar a mejor entender la importancia de incluir una perspectiva de género en el autocuidado.  Me parece que nuchas mujeres creen que el autocuidado y el altruismo son antagónicos y pienso que no es así.  El altruismo se da cuando actuamos para promover el bienestar de otra persona, incluso a riesgo o costo para nosotras mismas. Pienso que todas las feministas y defensoras de derechos humanos actuamos más o menos altruísticamente cuando hacemos nuestro trabajo porque es bien sabido que ser feminista es querer el bienestar de las mujeres y que todo lo que hacemos para lograrlo tiene un costo para cada una de nosotras debido a que buscar el bienestar de las mujeres es romper con los mandatos de género.  Lo que a veces se nos olvida es que cuando buscamos el bienestar de las mujeres, cada una de nosotras está incluida en esa categoría “mujeres” y que por ende tenemos que buscar ese bienestar también para nosotras y no solo para los otros seres o el planeta mismo.  (no voy a hablar de los hombres defensores aquí porque el proceso para ellos es diferente).  Pienso que el altruismo es un valor maravilloso si estamos conscientes de que no podemos conseguir el bien de otras personas sin al mismo tiempo buscar el bien para nosotras mismas.  Que no podemos vencer al patriarcado que está fuera de nosotras si no lo eliminamos desde adentro también.  Por eso pienso que el autocuidado no es sólo buscar el bienestar de una misma como piensan quienes creen que el autocuidado es egoísta, sino aprender que no hay separación posible entre el bienestar propio y el ajeno y reconocer que cuando permitimos que nuestros cuerpos sean violentados o cuando no resistimos la discriminación y violencia contra nuestros cuerpos, mentes y corazones, estamos permitiendo o no resistiendo la violencia y discriminación en al menos un territorio: nuestro cuerpo. 

El patriarcado neoliberal nos enseña que los seres humanos somos fundamentalmente interesados ​​en nosotros mismos sin pensar en las y los otros, es decir, que somos egocéntricos, egoístas e individualistas pero creo que eso más bien es parcialmente cierto de los hombres más que de las mujeres porque en el Patriarcado a los hombres se los socializa para pensar y saber que son el centro de todo.  Así como a nosotras se nos dice que no valemos de múltiples maneras, a los hombres se les dice también de múltiples maneras que son el centro, lo más importante, que son el jefe de familia, el que manda, el que sabe, el que tiene derecho a todos los servicios que los cuerpos de las mujeres puedan dar.  Esto hace que la mayoría de los hombres no se incomode con tener de compañera a una persona que vale menos y que vive o actúa para él.  Por eso para los hombres también es importante tener claridad sobre el altruismo que para ellos implica quitarse del centro al buscar el bienestar de todas y todos, lo cual es muy difícil si ni siquiera tenés conciencia de que te crees el centro de la activdad humana.

Una investigación reciente sugiere lo contrario de lo que nos dice el patriarcado neoliberal: que nuestro primer impulso, tanto de hombres como de mujeres, es cooperar en lugar de competir; que los y las niñas pequeñas ayudan espontáneamente a las personas necesitadas por una preocupación genuina por su bienestar; y que incluso los primates no humanos muestran altruismo.

Las y los científicos evolucionistas especulan que el altruismo tiene raíces tan profundas en la naturaleza humana porque la ayuda y la cooperación promueven la supervivencia de nuestra especie. De hecho, recientes estudios de neurociencia han demostrado que cuando las personas se comportan altruisticamente, se activan las regiones que señalan el placer y la recompensa en nuestros cerebros, similar a cuando comemos chocolate o tenemos sexo consensuado.

Esto significa que las mujeres tenemos que reconocer que también nos es placentero actuar en beneficio de las y los otros sin pensar en nosotras mismas y que por ende tenemos que tomar conciencia de ese placer y no dejarnos llevar por él si queremos realmente lograr el bienestar de todas y todos.  Para los hombres significa tomar conciencia de ese placer que les proporciona el actuar a beneficio de otros y otras para que rompan con su mandato de género de ser el centro. Por ende, nuestro desafío está en estimular en nosotras mismas y en los hombres, en nuestras organizaciones y comunidades, el valor del altruismo en su verdadera dimensión, es decir el valor de saber que las mujeres estamos incluidas en el objetivo de bienestar que buscamos.  

El amor en el centro

Un lujo leerte Alda!

 

Yo sostengo en los talleres que doy que si somos realmente conscientes de los alcances personales, políticos, comunitarios, familiares, que tiene el autocuidado podemos darnos cuenta que son acciones profundamente revolucionarias.

  1. Nos implica dejar de pensar en el trabajo como un fin en sí mismo. Esto ayuda a relativizar el tiempo y energía que ponemos en ello. 
  2. Nos implica recuperar contacto con las emociones, el cuerpo, lo sensorial, lo amoroso… todas estas cosas negadas por la cultura patriarcal, capitalista, positivistas.
  3. Nos interpela a mirar al rededor y lejos. El cuidado de la salud no puede ser nunca de una/o en una/o, ha de ser colectivo para ser real y profundo.
  4. Nos plantea las relaciones interpersonales como un aspecto valioso y a cuidar dentro de las organizaciones. No puedo entender (o confiar del todo) que alguien esté luchando por la salud, derechos o igualdad de otras/os afuera y no sea capaz de entablar relaciones sanas con el/la de a lado.

Cuando me pregunto (y pregunto a la gente con que trabajo) ¿para qué hacemos lo que hacemos en última instancia? ¿Para qué es que queremos justicia, libertad, democracia, igualdad? ¿Qué buscamos con todo esto? Me parece que podemos encontrar palabras como amor, paz, felicidad, bienestar….

¿No es entonces un contrasentido vivir con ansiedad, estrés, competencias cansinas, celos, envidias, miedos o hartazgo? Y no me refiero a lo que nos provocan los temas que trabajamos sino de lo que generamos al interior de las organizaciones justamente por no cuidar de nuestra salud.

 

Probablemente aun hablar de que buscamos un mundo amoroso le saque ronchas a algunas o provoque risas cínicas o condescendientes, pero en realidad creo que es algo que poner sobre la mesa para cuestionarnos el cómo hacemos las cosas. Si lo que vamos a hacer es de por sí desgastante, es un acto político de rebeldía hacerlo con amor y dese los cuerpos, lo sensible, lo amable, lo cercano, lo que abraza. 

somos seres amorosos por encima de todo

Siempre enseño y comparto la propuesta de Riane Eisler y Humberto Maturana, acerca de lo amorosos que somos los seres humanos, para dar seguimiento a lo planteado por Alda. Efectivamente, al vivir en una sociedad de maltrato, impunidad, violencias y guerrerismos, lo que llevamos en nuestros cuerpos internalizado es eso que hemos aprendido como amor pero que en realidad son formas maltratadoras de relacionarnos con otras/os y con nosotras por eso suscribo lo ya dicho anteriormente por varias en el sentido que AUTOCUIDARNOS no puede seguir siendo una actividad hacia afuera de nosotras, sin que eso pase como pilar fundamental por nosotras mismas. como acto ético de vida con nostras mismas.

El autocuidado no puede ser un acto aislado, sino una actitud para vivir, quien mejor que nosotras para saber que hacemos activismo de DDHH precisaeente porque nosotras encontramos nuestras propias respuestas en lo que hacemos?

¿Autocuidado es tema de mujeres?

Hola,

 

con mucho interés leo sus comentarios que han hecho hasta ahora- y estoy profundamente de acuerdo con la deconstrucción del rol de la mujer como altruista y proveedora de lxs otrxs. También estoy de acuerdo con la falta de hombres en esta discusión- aquí en esta plataforma porque me parece que se han invitado sobre todo a compañeras de organizaciones de mujeres (aunque me parece que el tema de género no debería ser sólo asunto de las mujeres), como también en la vida real.

Estoy hablando desde mi experiencia como mujer jóven, alemana, estudiante, colaboradora en Consorcio Oaxaca y maestra de yoga (recién formada). Y me llama la atención como tanto en México como en Alemania el tema del autocuidado parece ser un tema de mujeres. El rol patriarcal de los hombres no les permite admitir debilidades o necesidades. Necesitan ser fuertes- emocionalmente y físicamente- y esto aparentemente sólo lo pueden ser cuando esconden y niegan sus necesidades emocionales y físicas.

El autocuidado está vinculado al buentrato con nosotrxs mismxs y con lxs otrxs. Implica reflexionar sobre nuestras emociones, necesidades, expectaciones etc. para poder comunicar e interactuar de una manera no violenta con las otras personas. El problema es que- si esta capacidad intelectual y emocional es aprendida sobre todo por mujeres- seguimos siendo nosotras que hacemos el trabajo emocional en nuestras relaciones (de cualquier forma) con los hombres. Seguimos siendo las mujeres las que entienden, las que sienten empatía con el otro, y las que tratan de resolver los conflictos. Por lo tanto, lo considero muy importante que el autocuidado no sea sólo tema de mujeres (aunque por todas las razones que ustedes ya han presentado, es de alta importancia que las mujeres reconozcamos nuestro derecho a tratarnos bien), sino también de hombres.

Quiero ver más hombres en clases de yoga, en pláticas sobre comunicación no violenta, en talleres de masajes, interesados en las relaciones de género y en este foro :).

Abrazos,

Janka

Si bien es cierto que el

Si bien es cierto que el autocuidado no debería ser solo tema de mujeres, también lo es que no debería ser nuestra responsabilidad que los hombres participen.  Eso sería caer otra vez en cuidar de ellos en vez de que aprendan a autocuidarse.  Concuerdo con vos en que puede ser que el tema del autocuidado no les interese porque han sido socializados para ser fuertes y no mostrar explícitamente sus necesidades, pero creo que la razón principal de que no les interesa el tema es porque saben que siempre hay una mujer-madre, esposa o hija- que los cuidará si se enferman o si estan cansados.  Creo que la invitaciónno  se hizo principalmente a organizaciones de mujeres, por ejemplo, yo puse la invitación en facebook y fue compartida muchísimas veces.  Además mandé la invitación a muchísimas organizaciones mixtas pero aparentemente solo las mujeres se sintieron convocadas.  Creo que si queremos que los hombres participen habrá que encontrar algunas estrategias que los convoquen sin que eso signifique que seamos nosotras las que velemos por ellos.

Dudas

Me parece muy interesante este debate que se ha abierto sobre la implicación de los hombres en el autocuidado. Estoy de acuerdo con Alda en que en ningún caso debe ser responsabilidad de las mujeres que los hombres lo pongan en práctica. Creo que Yolanda también hablaba de que el autocuidado no se puede imponer a quien no quiere, que los ritmos son diferentes para cada persona.

Pero yo aquí tengo algunas dudas y diferenciaría entre el autocuidado en lo personal y en lo colectivo. Se que es muy complejo separarlo, pero ¿no creen ustedes que una organización puede (y ¿debe?) apostar por el autocuidado colectivo, implicando eso a tod@s, aunque algunos de sus integrantes no quieran?

Un ejemplo: Si en mi organización implantamos un sistema de trabajo, tod@s lo ponemos en funcionamiento. Si decidimos organizar de una manera los archivos para trabajar mejor, lo hacemos. ¿no es igual con el autocuidado? Por ejemplo, analizar y ajustar los tiempos de dedicación, el respeto en las reuniones a las diferentes ideas, la dedicación al análisis de lo afectivo, de los miedos, promover tiempos de descanso del colectivo, analizar los micromachismos y las diferencias de género en la organización, analizar los liderazgos, los problemas, cargas de trabajo... y mil cosas más que son autocuidado colectivo, ¿deberían ser "de obligado cumplimiento" en nuestras organizaciones?.

Creo que este es uno de los temas que se ha venido repitiendo en este diálogo, pero que luego es muy dificil de concretar: no debemos dejar que el autocuidado sea algo que dependa de los individuos, sino que la organización o colectivo ha de tener una importancia capital en impulsarlo, pero luego ¿cómo llevamos esto a la práctica?.

En resumen ¿debe ser negociable el autocuidado del colectivo en nuestras organizaciones cuando hay personas que no lo quieren?

imposición o planeación con visión amplia

Víctor, creo que pones sobre la mesa un tema medular.

Quisiera plantearlo desde otra perspectiva.

En otro de los temas puse como subtitulo que los bomberos no se compran sus uniformes o equipo por separado y que no son opcionales. No eligen los colores, ni los materiales ni la forma de ponerse los cascos… Lo usan porque es parte de su entrenamiento, porque saben que en ello les va la vida, o de la algún compañero/a o de la gente a la que van a asistir o rescatar.

En este mismo sentido, si nos planteamos el hecho de que trabajar en temas relacionados con la defensa o promoción de los derechos humanos en sociedades voraces, egoístas, capitalistas y patriarcales como las que vivimos, sabremos sin lugar a dudas que nuestro trabajo generará estrés, ansiedad, miedo, tristeza, enojo y en casos extremos depresión, incluso psicosis. Así pues, se verdaderamente lo tomamos en serio y esperamos que los cuadros que se forman en las organizaciones se mantengan activas/os el mayor tiempo posible, entonces asumiremos que ciertas medidas son necesarias para cuidar de la salud. Vale que no todo les viene bien a todas/os, pero tendría que ser una condicionante ciertas medidas que ayuden a mantener la salud de las y los profesionales.

Visto como una opción claro que parece imposición, pero creo que si le damos la vuelta y los vemos como necesidad entonces parecerá más lógico y parte de una planeación mucho más visionaria…

O ¿alguien nos imaginamos un bombero con un nivel alto de desnutrición, desvelado de semanas, obeso hasta no poder subir las escaleras o sin casco? 

Autocuidado y salud materna

Queridas compañeras, está siendo un lujo para mi leerlas y conocer de sus experiencias, me siento muy afortunada por esto.

Quiero poner sobre la mesa un tema que me importa mucho respecto a poner la perspectiva de género y feminista dentro de las organizaciones.

No tengo muy claro la estadística, pero la experiencia me dice que un buen número de quienes trabajamos al interior de las organizaciones feministas y de derechos humanos somos mujeres entre los 20 y los 45 años, es decir, mujeres en edad reproductiva.

Me gustaría saber la experiencia de cómo esto se vive, retoma y resuelve en los diferentes países. Aunque no sé si es el espacio.

Lo que quiero poner sobre la mesa es la reflexión que he hecho informalmente con algunas amigas mexicanas acerca cómo esta situación había sido invisibilizada hasta hace muy poco. Esto quiere decir que no había (y en muchas organizaciones sigue sin haber) una planeación que permita la continuidad del trabajo cuando alguna/s compañera/s tienen baja maternal. Esto ha provocado un montón de sentimientos y desencuentros. Recuerdo a alguna compañera diciendo que parecía que en las ongs no cabían las mujeres embarazadas; también recuerdo la molestia cuando alguna tenía que faltar, salirse antes o llegar tarde porque tenía que atender algún asunto con los hijos/as. Me vienen a la mente las muchas de nosotras que nos hemos llevado trabajo casi hasta el hospital o que seguimos trabajando desde casa recién nacidos los hijos/as o lo difícil que es regresar después de la baja maternal al ritmo desenfrenado de trabajo y sentir culpa por no rendir como antes y sentir culpa porque no estamos suficiente tiempo con los hijos/as.

Creo que hay mucho que debatir acá acerca de la carga que seguimos sosteniendo las mujeres activistas que además decidimos ser madres.

Creo que incorporar la perspectiva de género y la mirada feminista en el autocuidado debería atravesar por tomar en consideración la particularidad de la vida reproductiva de quienes conforman las organizaciones y cómo el estrés y el desgaste afecta de forma diferenciada a partir de las condiciones de cada una.

Si creemos que nuestro trabajo genera estrés y sabemos que el estrés tiene repercusiones negativas en el embarazo y el parto, me parece un tema importante a considerar.

 

Importantísima reflexión

Importantísima reflexión Susana, gracias por traerla a la discusión.

Autocuidado y maternidad

Susana, este es un tema crucial y no sé si nos da tiempo de analizarlo con el cuidado que merece. El respeto a las decisiones personales y poder compaginar trabajo/maternidad, requiere de un equipo sensibilizado que lo apoye. Tal como decía en otro sub tema, expertos en autocuidado señalan: "El estilo de liderazgo del grupo directivo o del “jefe” o  “jefa”, es fundamental. Son los que propician el clima emocional laboral presente en lo cotidiano de nuestro hacer. “El jefe o jefa que promueve ambientes protectores es aquel que demuestra preocupación por las necesidades de sus trabajadores; provee los recursos necesarios para realizar bien el trabajo; es sensible y flexible en relación a temas familiares...".

Es cierto que no podemos forzar el autocuidado, pero una organización protectora, debe garantizar unos mínimos. Ahí podemos llegar a consenso...Esto en lo concreto, porque en lo macro, suele haber distancia en cuanto a los valores que es capaz de poner en práctica la sociedad en la que estamos. Por lo general, ocurre como el refrán que dicen en Chile: "es como el cura Gatica, que predica y no practica".

Para tomar impulso en los últimos días

Enfrentamos ya los dos últimos días de conversación y nos parece oportuno desde la moderación rescatar algunas cuestiones que se han ido planteando aquí, para encarar este tramo final del Diálogo con energías. 

Ustedes se han referido a dar al cuidado y al autocuidado una perspectiva de género como un aspecto fundamental en la construcción del bienestar de las y los defensores de derechos humanos, y han planteado algunos temas en los que puede ser interesante seguir profundizando:

  • Lo personal es político y actuar sin amor propio no es compatible con la construcción de sociedades respetuosas de los derechos humanos.
  • Cómo impacta el género en el  interés de las y los activistas en procesos de autocuidado
  • Cómo combatir la misoginia interiorizarnos que desvalora el autocuidado por se un acto de arrogancia en una sociedad que nos
  • Como hacer que la defensa de los derechos humanos y el autocuidado no sea una contradicción
  • Sin entender por qué a las mujeres nos cuesta tanto cuidarnos, las estrategias que implementen las organizaciones de derechos humanos para el autocuidado de sus integrantes no podrán tener éxito.

Vamos por las últimas horas de un diálogo que ha superado nuestras expectativas, les agradecemos mucho su entusiasmo y aportes. 

El autocuidado sigue siendo un asunto de clase…

A propósito de las reflexiones que puso Marusia en el foro sobre estrategias que funcionan, me importa destacar también otras de mis inquietudes de hace años que tiene que ver con el asunto de la clase económica y su impacto diferenciado en la salud de quienes trabajamos en las organizaciones.

Hemos hablado de cómo los temas y contextos en que desarrollamos nuestras actividades nos generan un montón de enfermedades y malestares. Pero no es lo mismo poder pagarse masajes cada tanto, acupuntura, psicoterapia, vacaciones en un spa, regresar a casa sin la preocupación de limpiar, cocinar, lavar la ropa (esto si no tenemos hijos/as), en contraste con, además del estrés laboral regresar a lavar, cocinar para el siguiente día, pasar a comprar cosas, limpiar la casa y quedarnos con los dolores en la espalda o de túnel carpiano por el uso del ordenador.

Nuevamente me pregunto cómo es en otros países. Conozco más de cerca la realidad de México, donde el tema de clase social, racismo y discriminación son bien graves y están bien introyectados en la forma en que nos relacionamos, con relaciones tan verticales y llenas de prejuicios de arriba para abajo y viceversa.

Seguro que daría para todo un debate que rebasa el objetivo de estos diálogos plantearnos si el feminismo debe ser o no de izquierda y si debe o no ser ecologista o si debe o no tener conciencia de clase.

A mi el feminismo que solo es feminismo endogámico, que se escucha únicamente a sí mismo y que reproduce prácticas de explotación y discriminación, me sienta muy ajeno y me incomoda tanto como esos pantalones súper apretados que no dejan respirar.

Yo creo que las prácticas de cuidado de la salud deben ser un asunto político dentro de las organizaciones, deben poner el acento en la afectación diferenciada que el trabajo tiene para cada persona de acuerdo a sus circunstancias. Para mi la perspectiva de género debe incluir un análisis desde la clase social y todas las otras categorías susceptibles de discriminación (preferencia sexual, edad, discapacidad, estado civil, grupo étnico, nivel de estudios, etc.). 

¿Cómo es la experiencia para las/os demás?

Bueno ya casi estamos al

Bueno ya casi estamos al final del dialogo.  Les cuento que no volví a participar porque tengo tunel carpal y por ende estoy usando la computadora lo menos que pueda.  Sería bien irónico estar en un diálogo sobre el autocuidado y no hacerle caso a mi cuerpo.  Por eso no voy a escribir mucho pero sí necesito agradecerles a todas y todos este rico diálogo que creo que quedó corto pero como todas las cosas, tiene que tener un fin.  Y también no podía no contestarle a Susana que la manera como yo entiendo la perspectiva de género incluye necesariamente el tomar en cuenta la clase social, la etinia o raza, la sexualidad, etc. La perspectiva de género es aquella que te permite ver a las mujeres y sus relaciones de poder.  Las mujeres somos muy diversas y no hay ninguna que represente a todas y además, mujeres somos todas, las de clase alta como las trabajadoras, las negras, las indígenas, las blancas y mestizas con o sin discapacidad, lesbianas, trans, o asexuales.  En fin, toda la inmensa diversidad que hay entre nosotras.  Así que si una está haciendo un análsis de género de una determinada situación, tiene por fuerza que tomar en cuenta esa diversidad o de lo contrario no está haciendo un análisis de género porque aunque hay cosas que todas vivimos sin importar las diferencias raciales, etc., los efectos pueden ser muy diferentes en cada una de nosotras dependiendo de nuestra educación, clase, raza, etc.  Por ejemplo, la misoginia nos afecta a todas las mujeres, pero cómo lidiamos con ella es diferente dependiendo de si tenemos o no conciencia de ella (es decir si somos o no feministas) si tenemos o no apoyo de nuestra familia y de nuestra pareja, si podemos pagarnos una terapia, si no tenemos que viajar todos los días en transporte público, dependiendo si además de misoginia tenemos que lidiar con el racismo, la homofobia, la gerontofobia, etc.  Yo realmente no sabría cómo se puede hacer un análisis de género sin tomar en cuenta todas las circunstancias que aumentan o disminuyen el poder que sobre cada una de nosotras tienen distintos hombres y el poder que cada una de nosotras tiene para lidiar con ellos.  

 

Contradicciones

Gracias Alda por comentar estas cosas con las cuales coincido plenamente.

Me quedo con la reflexión de las contradicciones que me ha tocado ver y vivir, desde hablar de autocuidado y no cuidarme hasta las multiples prácticas dominantes dentro de organizaciones feministas. Me vienen a la mente los debates unersitarios donde pedíamos al feminismo ser cuasi perfecto y a las feministas ser como ejemplos de iluminación... Luego mi perspectiva fue cambiando y fui intendiendo que efectivamente no hay un feminismo sino expresiones feministas y que somos bien diversas.... 

El punto me regresa cuando veo la frecuencia con que se reproducen violencia, maltratos, descuido dentro de las organizaciones; entonces todo me parece muy grave, porque enfermamos, tenemos malas relaciones, no disfrutamos el trabajo. Por eso creo que es importante alzar la voz, deconstruir la cultura de trabajo que tenemos, decir que no está bien no interesarnos por nuestra salud, que aunque cueste trabajo y ahora las financiadoras no nos crean, es algo que debemos hacer. El feminismo ha estado marcado por luchas duras, lentas, pero que generan cambios y mejoran la vida de millones... Creo que apostar por el autocuidado y ponerle perspectiva de género con las categorías que mencionas es un acto revolucionario, amoroso y sobre todo necesario.

 

Un abrazo

Cerrando el debate y abriendo nuevos caminos

Con este mensaje queríamos poner fin a este Diálogo Virtual Sobre Autocuidado que hemos realizado durante toda esta semana.

Lo primero es decirles que estamos tremendamente agradecidas de cómo ha discurrido el Conversatorio. Creemos que ha superado incluso las expectativas que teníamos puestas en él, y eso nos alegra e impulsa muchísimo a continuar profundizando sobre el tema.

En esta semana hemos abordado el Autocuidado en el ámbito de los derechos humanos desde múltiples ángulos y múltiples visiones. Hemos puesto en común a personas muy diversas y con trayectorias muy interesantes. Y el resultado ha sido este maravilloso diálogo que nos reafirma en la necesidad de seguir trabajando en el autocuidado tanto en el ámbito personal como en el de las organizaciones.

Queríamos agradecerles la participación, que ha sido increíble. Mucha, y de muchísima calidad. Es difícil lograr juntar en un espacio a tanta gente con tanta valía, y vosotras lo habéis hecho posible.

Solo nos queda decir que quedan muchos hilos abiertos. Que esto no es el final, sino el principio de algo que esperamos seguir construyendo juntas.

El primer paso será que, en unas tres semanas, publicaremos en este mismo espacio un resumen que intentará recoger muchas de las ideas, preguntas, hilos abiertos, consensos… que aquí se han abordado.

Les invitamos a que entren en la página pasado este tiempo, para que podáis encontrarlo. Si alguien quiere recibirlo por correo directamente, puede escribirnos un correo a dialogovirtualdeautocuidado@gmail.com. Nosotras se lo enviaremos cuando esté listo.

Ha sido un placer compartir esta semana con ustedes. Un abrazo enorme y nos seguimos encontrando.

Defenred e Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos